jueves, 17 de febrero de 2011

Va por los Oscar de actuación.

Micky (Mark Wahlberg) es el hermano menor de Dicky Ward (Christian Bale), una leyenda local del boxeo que vive del recuerdo de una pelea sospechosamente ganada, aunque la anécdota le basta para ser reconocido en su natal Lowell, Massachussets.



Dicky se ha retirado indignamente del boxeo debido a su adicción al crack y es el turno de su hermano para ser el orgullo familiar. Micky tiene el potencial para convertirse en boxeador profesional, para eso deberá que cortar lazos con el amor destructivo de su madre y hermano, quienes no están dispuestos a dejar de controlar su carrera.


No hace falta haber visto varias películas sobre boxeo para reconocer muchas de las situaciones en El peleador como déjà vu. Las identificarán sin problema y, quienes tengan sus defensas cinéfilo-psíquicas altas, podrán predecir el final mucho antes de la mitad de la historia.


Nada de esto impedirá que disfruten enormemente y le den su merecido crédito a la nueva película de David O’Russell (mismo realizador de Three Kings y I Heart Huckabees) que es un ejemplo de cómo los cineastas están obligados a conocer lo hecho en el pasado por sus antecesores, sólo para evitar la repetición y dejar bien claro su propio punto de vista frente a un tema ya bastante explotado.


The Boxer, The Wrestler, The Fighter, Cinderella Man, The Hurricane, Ali, Million Dollar Baby, cada que llega el momento de una cinta sobre pugilistas se trata de ver a un gran actor “lista A” en el papel de un perdedor (seguramente publicitado como el papel de su carrera) con fuertes tintes motivacionales. El espectador, por su cuenta, debe estar preparado para varios rounds de melancolía, angustia, gente pobre sin calefacción con hijos a los que no puede mantener y una promesa de tiempos mejores que, posiblemente, sólo alcancemos a ver un minuto antes de los créditos.


Lo que hace de El peleador una cinta ante la que vale la pena perder nuestra apatía y prejuicios (en caso de sentirnos fatigados de esta clase de historias deportivas con metáforas de vida) es su libertad en términos de guión y su equidad de magníficas actuaciones.


O’Russell y los tres guionistas que adaptaron la historia verídica del boxeador ‘Irish’ Mickey Ward, le bajaron dos rayitas al rango dramático de este conflicto de familia de clase baja en la que, en vez de mártires perfectos, conocemos a un protagonista que muerde el polvo sin que lo compadezcamos excesivamente, y su familia, un clan de mujeres fumadoras y sin quehacer que nunca está plenamente consciente de la crisis que viven.


Cuando los Ward tienen sus momentos de confrontación, estos se dan sin necesidad de diálogos de tragedia griega ni violencia emocional.


Micky debe escoger entre familia y profesión, Dicky debe dejar que su hermano tenga la oportunidad que el desperdició, la madre de ambos debe dejarlos decidir por su cuenta, la novia de Mickey debe entender que será difícil que su novio tome distancia de su familia. En cada subtrama está la opción de un clímax doloroso, tremendo y O´Russell nos prohíbe sentir lástima por sus personajes; opta por un retrato caótico, contradictorio y con toques de humor, casi como uno de esos talk shows americanos donde los panelistas acaban jalándose del cabello. Aun así, esta dinámica familiar describe a la “clase humilde” mejor de lo que otros directores lo han hecho con su chocante e irreal estilo depresivo-contemplativo.


No todo es vulgar y parco en la propuesta de El peleador, O’Russell tiene sus muy buenos alardes de cineasta sofisticado. La escena inicial, con Micky pavimentando una calle y su hermano detrás de él practicando golpes es particularmente bella, así como otra serie de secuencias en las que demuestra interesante técnica, manejo de texturas de imagen, selladas con mínimos y muy emotivos detalles en su dirección de actores.


Si usted quiere ganar la quiniela del Oscar apueste por El peleador en las dos ternas de actuación en las que compite (Melissa Leo sobre Amy Adams en la terna de Mejor Actriz de Reparto es mi sugerencia), no sólo es la mejor actuada de las diez en la terna de Mejor Película, también se trata de uno de los mejores elencos reunidos en años recientes.

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