domingo, 13 de febrero de 2011

Un juego de poderes.

A través de las sabias palabras de un maestro a su alumno -"Mi juego, mis reglas"- se estructura una comedia dramática, que podría haberse convertido en una insípida, inodora e incolora biografía real. Claro que los productores no se basaron en una historia cualquiera, que tomara lo biográfico y se limitara a contar lo que ocurrió entre un príncipe tartamudo, que el azar convirtió en rey y su maestro.



Recurrieron a "El discurso del rey", la sabrosa historia que el nieto del maestro, Mark, escribió con el periodista Peter Conrad, el mismo graduado en Cambridge, que algunos espectadores conocieran a través de series de televisión, que indagaban en uno de los más prolíficos asesinos seriales, Andrei Chykatilo.


En la película se cuenta el voluntarioso aprendizaje del Duque de York, padre de la actual reina de Inglaterra, para superar su tartamudez en una época en que la aparición de la radio multiplicaba infinitamente los defectos de emisión de su discurso.

La contingencia de convertirse en rey ante la abdicación de su hermano, imposibilitado de convertirse en rey de Inglaterra, pues el título real lo designaba también jefe de la Iglesia y su firme idea de desposar a la divorciada norteamericana Wallis Simpson, iba contra las normas religiosas adversas al divorcio.

FILOSOS DIALOGOS.


Filme de elegante diseño de producción, con filosos y cáusticos diálogos, donde se intercambia el humor, la ironía, el cinismo y una fuerte alusión a las diferencias sociales.


"El discurso del rey" es un inteligente juego de poderes entre un astuto australiano, capaz de atravesar la muralla pétrea de una dinastía de siglos y un introvertido príncipe, consciente de las responsabilidades que un futuro rey de Inglaterra debía afrontar en tiempos de guerra y al que un problema como la tartamudez no podía convertirse en obstáculo entre el pueblo y el soberano.


Un grupo de actores excepcionales decora esta producción basada en sucesos reales. Colin Firth hace una creación casi siempre "al borde de" de su rey tartamudo, Geoffrey Rush ("Piratas del Caribe") devora su papel de maestro, Helena Bonham Carter muestra sus condiciones de gran actriz, capaz de pasar de la desaforada mujer de la taberna de "Sweeney Todd" a la diplomática reina madre, verdadera "hada madrina" de un príncipe en conflicto.


Y para completar, Claire Bloom (la bailarina de"Candilejas" con Chaplin) como la Reina Mary, el notable actor de "Yo Claudio", Dereck Jacobi, como el Arzobispo y Michael Gambon, en el viejo rey. Al borde de la caricatura Timothy Spall como Churchill.

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